El yo pecador ...y el Dios magnánimo
En la letra de la música que se hace llamar cristiana, se evidencia la inhumana lógica de quien ha encontrado a Cristo. Es una tonta retahíla de frases inconexas que pretenden mostrar al cantante como un ser sumiso y entregado totalmente a la voluntad de un ser etéreo e inexistente, que más se asemeja a un ser despótico y despiadado, quién necesita alimentar su egolatría desproporcionada con el constante martillar de lo grande y maravilloso que es. Lo bendito, lo divino, misericordioso y toda esa sarta de adjetivos anacrónicos que no se podrían aplicar a un ser que gobierna un universo con tal capricho, dolo, negligencia y indolencia. Que además es un ser sanguinario y vengativo, como puede leerse a lo largo del texto Bíblico, nunca se le ha visto.
Cantan fingiendo un amor que en el fondo es temor, adulación y arrepentimiento, en espera de un favor personal, egoísta y mezquino.
Es exasperante.
Y ahora me vengo a desayunar que están invadiendo el Congreso Nacional como una gangrena en la concepción legislativa, que debe ser completamente imparcial y sin tendencias.
En la Constitución del 91, estoy casi seguro que la causa por la que el viejo Pastrana abandonó su escaño en la asamblea constituyente -no se la verdad como se coló esa marmota conservadora en ese sagrado concilio-, fue que la misma no incluyó en el encabezado de la nueva Constitución el consabido "En el nombre de Dios...", sino que puso "El pueblo de Colombia". Como debía de ser!
La Asamblea mandó a la pederastia en pleno a freír espárragos.
Estoy de acurdo en que cada quién crea en lo que le venga en gana, pero que no joda a los demás con sus sandeces, que para sandios ya tenemos bastantes como para seguir cultivando más.
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